El calor ha llegado por fin. Las jornadas se alargan, y el sol brilla con una intensidad que invita a abandonar las preocupaciones cotidianas. Verano. Es la época del año en la que el sonido de las olas rompiendo en la orilla se convierte en la banda sonora de nuestras vidas. Los días se llenan de paseos por la playa, donde el olor a sal y algas se mezcla con la brisa marina, creando una sensación de libertad que solo el mar puede ofrecer. Es tiempo de comer en los chiringuitos, donde el aroma del pescadito y el sabor refrescante de una bebida fría se disfrutan mejor con los pies descalzos sobre la arena.
Los niños corretean felices, sus risas resonando en el aire cálido. Construyen castillos de arena y chapotean en el agua sin preocuparse por el reloj. En verano, los días se desdibujan; no importa si es martes o domingo, porque cada día es una nueva aventura bajo el sol. Las vacaciones son ese preciado momento en el que el tiempo parece detenerse, permitiéndonos saborear cada instante, relajarnos y reconectar con nosotros mismos y con los demás. El verano es sinónimo de alegría y descanso, de encuentros con amigos y familia, y de crear recuerdos que nos acompañarán durante todo el año.
“Saliendo del baño” Joaquín Sorolla (1915). Museo Sorolla, Madrid.
Nadie ha sabido capturar esta sensación de mar y calor tan bien como Joaquín Sorolla. Su tratamiento inigualable de la luz, irradia desde sus cuadros con el mismo calor que el sol, donde el agua la multiplica con sus reflejos y transparencias, y la hace vibrar, fulgir, resplandecer.
En esta edición de la Galería de Babukali, quiero llevarte al mar de la mano de uno de mis pintores favoritos, Sorolla.
Vida e influencias de Joaquín Sorolla.
Joaquín Sorolla y Bastida nació en Valencia el 27 de febrero de 1863. Huérfano a los dos años, fue criado por su tía y su tío, quienes apoyaron su formación artística. Desde muy joven, mostró un talento excepcional para la pintura, lo que le permitió estudiar en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos en su ciudad natal.
En la Escuela de Bellas Artes conoció a Antonio García del Castillo, cuyo padre, Antonio García fue uno de los mejores fotógrafos de la época, e influenció al pintor en su carrera y que se convirtió en su protector.
“Antonio García en la playa” Joaquín Sorolla. Museo Sorolla, Madrid.
Antonio García no solo le apoyó comprándole obras, sino que se convirtió en su mecenas, le asesoraba para no “malvender” sus obras e incluso lo tomó como aprendiz en su estudio. Así, Sorolla ayudaba a Antonio García a iluminar sus fotografías, dándoles color con acuarela y retocándolas, cuya labor sin duda influenció en su estilo artístico tan característico.
Sorolla viajó por Europa, con estancias significativas en París, donde conoció las vanguardias artísticas de la época. Sin embargo, siempre regresaba a Valencia, donde el mar Mediterráneo, con su luz y su paisaje, se convirtió en su principal fuente de inspiración. Su amor por la costa valenciana se reflejó en su obra a lo largo de toda su carrera.
La esencia del Mediterráneo y escenas de la vida cotidiana.
El mar Mediterráneo no solo fue una constante inspiración para Sorolla, sino que también influyó en su estilo y técnica. La luz del Mediterráneo, con sus intensos reflejos y matices, permitió a Sorolla experimentar con la luz y el color de una manera que pocos artistas han logrado. Su capacidad para capturar la luminosidad y transparencia del agua es inigualable y ha dejado una marca indeleble en la historia del arte.
"El baño del caballo" Joaquín Sorolla (1909). Museo Sorolla.
En esta pintura, Sorolla muestra a un caballo siendo bañado en el mar por un joven. El contraste entre el blanco del caballo y el azul del mar es impresionante, y las olas que rompen contra el animal están pintadas con tal detalle que casi se puede sentir la frescura del agua.
Sorolla no solo fue un maestro en capturar la luz y el color del Mediterráneo, sino también un hombre profundamente conectado con su familia y su entorno. Su esposa Clotilde fue una gran fuente de apoyo e inspiración para él, y muchas de sus obras la representan junto a sus hijos disfrutando de la playa y del mar. Esta conexión personal con sus temas le daba a sus obras una autenticidad y calidez que resonaban profundamente con los espectadores.
Técnica y Estilo.
Sorolla es famoso por su técnica de pintura rápida y enérgica, caracterizada por pinceladas sueltas que capturan la luz y el movimiento con una vivacidad impresionantes. Utilizaba una paleta de colores brillantes y luminosos que reflejaban la calidez y claridad del sol mediterráneo.
"Paseo a la orilla del mar" Joaquín Sorolla (1909). Museo Sorolla, Madrid.
En esta obra, Sorolla retrata a su esposa Clotilde y su hija María caminando por la playa de Valencia. Los vestidos blancos de las figuras contrastan con el azul profundo del mar, creando un efecto de luminosidad y frescura. La luz del sol se refleja en la arena húmeda y en las olas, demostrando la habilidad de Sorolla para captar la esencia del mar y la luz mediterránea.
En muchas ocasiones decía que no le gustaba pintar en su estudio, sino que prefería hacerlo al aire libre para captar los efectos cambiantes de la luz solar en el agua y en las figuras humanas. Esto hace que las obras de Sorolla tengan mucha fluidez ya que el pintor tenía poco tiempo para plasmar la luz del momento, las figuras que se encontraban en su punto de mira etc.
“Hoy seguí dibujando cada vez más enamorado del natural, tanto, que entre el mar, el sol espléndido, me parecía estar en mis felices días de la playa.” Joaquín Sorolla
Luz y Color:
Sorolla dominaba el arte de capturar la luz del Mediterráneo, utilizando una paleta que reflejaba la calidez y claridad del sol sobre el agua. Su uso del azul en todas sus tonalidades, desde el azul profundo del mar hasta los reflejos turquesa y verdes, es una constante en su obra.
“Cosiendo la vela” Joaquín Sorolla (1896). Fundazione Musei Civici di Venezia
Sobre esta obra, el pintor escribió lo siguiente: “He terminado un cuadro para el Salón de este año que titulo “Cosiendo la Vela”; son unas muchachas que cosen una vela de barco en un patio donde el sol juguetea entre las hojas; no sé lo que te parecerá, yo lo creo de mucho arriesgo, por las grandes dificultades que tiene el natural y que son imposibles de vencer con los medios que cuenta la pintura; ahora bien, si la cosa gustara, sólo ya sería un gran triunfo pues me animaría a seguir por el camino nuevo, para mí el único, la verdad sin arreglos tal como se sienta, y aún con menos preocupación de la que se nota en el cuadro que ahora he terminado.”
Movimiento y Dinamismo:
Las olas, la espuma y el movimiento del agua son elementos recurrentes. Sorolla transmitía la sensación del mar en movimiento, dando vida a sus pinturas. Las pinceladas rápidas y sueltas contribuyen a esta sensación de dinamismo y frescura.
Los estudios de Sorolla son numerosos, se sentaba cerca de la orilla y recreaba pequeños cuadros a forma de estudio: la espuma blanca de las olas, el mar alborotado por el viento, o el reflejo de la luz sobre las olas antes de romper. El mar se mueve constantemente, y con él el color y la luz. La observación del mar le permite recrearse en toda esa riqueza visual, sin necesidad de renunciar al “natural”.
En algunas fotografías podemos ver a Sorolla pintando con pinceles muy alargados, lo que permitía al pintor que la pincelada fuera aún más fluida y suelta, sin dar importancia a los pequeños detalles. Estas pinceladas son muy típicas del movimiento impresionista.
Vida Cotidiana:
Sorolla pintaba no solo el mar, sino también la vida que lo rodea. Sus obras incluyen escenas de pescadores, niños jugando en la playa y bañistas, mostrando la interacción humana con el entorno marino.
"Niños en la playa" Joaquín Sorolla (1910). Museo del Prado, Madrid.
Esta obra muestra a varios niños jugando en la orilla del mar. Los cuerpos mojados de los niños reflejan la luz, y el agua alrededor de ellos parece tangible. La obra captura la alegría y libertad de la infancia en la playa, testimonio de la habilidad de Sorolla para pintar escenas llenas de vida y movimiento. No hay una línea de horizonte que nos dejen hacernos una idea de donde están jugando los niños.
Museo Sorolla: visita obligatoria de Madrid.
El Museo Sorolla, en la calle Miguel Ángel de Madrid, muestra en la casa del pintor su vida y obra.
Este es mi museo favorito de Madrid, no sólo porque la casa de Sorolla es una preciosidad en sí, con su patio interior perfectamente conservado, sino porque contiene la mayor colección de la obra del artista, incluyendo sus bocetos, parte de su colección de fotografías etc.
Fachada principal del Museo Sorolla en Madrid
En palabras de la fundación Museo Sorolla: “el Museo Sorolla conserva algunos de los ejemplos más famosos de esta vertiente de su producción y, gracias a la particular formación de sus colecciones, posee también numerosos y valiosos testimonios de su forma de pintar, sus herramientas de pintor plenairista, y ejemplos suficientes de su obra para seguir, paso a paso, sus procesos de creación. De esta manera el Museo quiere acercar a un amplio público a una visión de la pintura desde otros ángulos, más próximos a los puntos de vista del propio artista”.
“Autorretrato con fondo de mar”. Joaquín Sorolla (1909). Museo Sorolla, Madrid.
Si aún no estás de vacaciones, o estás lejos del mar, espero haberte podido acercar gracias a Sorolla al Mediterráneo, al sol de playa y al sonido del romper de las olas.
Sin duda, Sorolla será siempre uno de mis pintores favoritos.
El sevillano Humberto Ybarra empezó con la fotografía en la década de 1990. A partir de 2009 se centró en esta afición convirtiéndola en su pasión. Ha hecho retratos, bodegones, fotografías conceptuales y sobre todo paisajes. En 2018, encontró una línea propia de paisajes casi minimalistas donde predominan las tierras de labor con los colores propios de la zona y algún elemento solitario que le ayuda para la composición, impregnando a sus fotos soledad, paz y cierto misterio…
“Mariscador”
En sus composiciones destaca la captura de los paisajes de Cádiz, y, sobre todo de mi ciudad natal y que guardo en mi corazón, Jerez de la Frontera.
Los colores neutros y los paisajes propios de la zona muestran un minimalismo conceptual, que desprenden una cierta soledad y calma atrapada pero desde una lejanía perfecta, que permite al espectador percibir la belleza de la imagen sin formar parte de ella.
Conocí a Carlos gracias al algoritmo de Instagram, que muchas veces atrapa en el olvido a quienes intentan subsistir en esta nueva red social, pero que de vez en cuando acierta mostrándonos perfiles que encajan en nuestra visión. Después de ello, le vi en la exposición de la Feria de Arte Contemporáneo ART MADRID, de la que os he hablado en otras entradas.
“Summer day 272” (2024) Acrílico, Óleo en Lienzo, 116x81cm
Carlos dibuja desde que era niño, ha practicado casi todas las disciplinas artísticas, menos la escultura. Ingeniero de formación, es un fotógrafo incansable, lo que le ha permitido conocer los trucos que esconde la composición en el arte y la iluminación. El uso de la acuarela en sus comienzos, técnica con la que empezó a vender obras en su juventud, le ha permitido dominar otras técnicas como son el grafito y la tinta y, sobre todo, conocer cómo funcionan los pigmentos y el color. Desde hace unos años se dedica de forma exclusiva a la pintura, siendo el acrílico y, sobre todo el óleo, las técnicas con las que trabaja más en profundidad.
Destacan en sus obras las representaciones de playas, cuyas pinturas juegan con perspectiva, color y movimiento.
3. Más de 3.000€: Jordan Tran-Kean - Onekean (@onekean_)
Jordan Tran es un pintor francés que vive y trabaja en Mulhouse. Primero desplegó sus talentos creativos en el espacio urbano, como artista de graffiti. Luego, poco a poco, Jordán abandonó las murallas de la ciudad para dedicarse a pintar sobre lienzo. Ver los vídeos que publica de cómo consigue realizar la mezcla de colores perfecta es un vicio, combina colores que simulan atardeceres hasta llegar a la sinfonía perfecta.
Fotografía en el estudio del artista
Sus paisajes abstractos impresionan por la perfección inmaculada de sus gradaciones. Disponibles en amplias y seductoras gamas de colores, nos sumergen cada vez en atmósferas diferentes, de una rara sensualidad. Sus obras son el resultado de un método pacientemente elaborado, ligado a sus diferentes prácticas artísticas.
Onekean plasma una forma perfecta de ver un atardecer en la playa y transportarse a una tarde de verano sin moverse del sofá.
Espero que hayas disfrutado y que llegues a septiembre con las pilas cargadas, yo volveré en septiembre con muchas nuevas ideas y artistas que te encantarán.
Me encanta Clara!