#25. UN PASEO POR EL MONTE DE LOS OLIVOS
Ya aparece a lo lejos mi querido Jerez, donde las calles se llenan de procesiones, pasos centenarios de una belleza profunda, olor a incienso. Martes de San Mateo, si la lluvia lo permite, tradición familiar que no se pierde ninguno de mis primos. El sonido a lo lejos de la banda que anuncia la llegada del paso de la Virgen.
Nosotros no somos de torrijas, sino de Tio Pepe en la terraza, antes de ponernos los zapatos más cómodos para no perdernos un solo paso de Semana Santa. Arreglarnos para los oficios y días en familia donde el centro de todo es El.
En esta edición de la Galería de Babukali, aprovechando que estamos en esta Semana Santa, tiempo de introspección y contemplación, nos adentramos en una obra que encapsula la profundidad del sacrificio y la entrega: "Cristo en el Monte de los Olivos" de Andrea Mantegna. Esta pintura no solo representa un momento crucial previo al desenlace de la Pasión de Cristo, sino que también nos invita a explorar la riqueza simbólica y artística del Renacimiento italiano.
CONTEXTO HISTÓRICO Y ESTILO ARTÍSTICO
Andrea Mantegna (c. 1431-1506) fue un pintor italiano del Renacimiento temprano, considerado uno de los mayores representantes del Quattrocento italiano.
Mantegna es un artista indudablemente reconocido por su dominio de la perspectiva y el escorzo. Trabajó en las cortes de Padua y Mantua, dejando un legado que influiría en generaciones posteriores de artistas. Su fascinación por la antigüedad clásica es evidente en muchas de sus obras, donde incorpora elementos arquitectónicos y escultóricos inspirados en el mundo grecorromano.
En "Cristo en el Monte de los Olivos", Mantegna emplea una perspectiva rigurosa y una atención meticulosa al detalle, características distintivas de su estilo. La composición equilibrada y la representación realista de las figuras y el paisaje reflejan la transición del Gótico al Renacimiento en el arte italiano. Uno de los grandes aportes de Mantenga en la historia del arte, fue la de dotar de una forma escultórica a las figuras, tomando las ideas de Masaccio y llevándolas a su máxima expresión.
DESCRIPCIÓN DETALLADA DE LA OBRA
La obra "Cristo en el Monte de los Olivos" de Andrea Mantegna (también conocida como “la agonía en el huerto”) es una representación magistral del episodio bíblico en el que Jesús ora en el huerto de Getsemaní antes de su arresto.
Se trata una pintura al temple sobre tabla, de 62,9 × 80 cm. Esta obra, realizada alrededor de 1460, se conserva en la National Gallery de Londres. Si bien no tenemos una fecha específica de la datación de esta obra, la nitidez gráfica de las líneas, del paisaje y de las vestiduras en “Cristo en el Monte de los Olivos” hace pensar que el artista lo realizó hacia 1460, cuando aún estaba influido por Donatello y Bellini.
Mantegna presenta una composición rica en detalles y simbolismo:
Parte superior: El cielo, teñido de tonos dorados y azulados, sugiere el amanecer, indicando el inicio de los eventos que conducirán a la Pasión de Cristo.
La parte superior izquierda nos muestra la figura de 5 ángeles desnudos y con semblante de niñez. Estos ángeles, sobre una nube y mirando hacia la figura de Cristo, portan los símbolos que se relacionan con la Pasión (denominados Arma Cristi): el pilar o columna donde se azotó al Hijo de Dios, la cruz donde sería crucificado, la esponja y la caña con la que dan de beber a Cristo, y por último la lanza del centurión con la que atravesó costado de Jesucristo.
El sentido espiritual es tener presente los hechos memorables de la Pasión de Cristo para poder interiorizarlos y meditar en el dolor que Cristo pasó en esta Tierra, así, mirando cada objeto representado, se pasa de unos a otros, en el orden natural de los acontecimientos reseñados en los Evangelios.
Centro: Jesús está arrodillado sobre una formación rocosa, con las manos juntas en oración y la mirada elevada hacia los ángeles que descienden desde una nube, portando los elementos la Pasión. Esta interacción subraya la aceptación del sacrificio que está por venir. Según el relato de San Lucas, Jesús “puesto de rodillas oraba, diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo que lo animaba”. Lleno de angustia oraba con más instancia; cayendo sobre él sudor como gruesas gotas de sangre (Lc 22, 41-46).
En la representación de Mantegna, no encontramos uno, sino 5 ángeles que consuelan a Jesucristo, mientras él ora en una formación rocosa que parece simular un altar. Los rizos del cabello de Cristo parecen rígidos, casi calizos.
Izquierda: Detrás de Jesús, se observan tres de sus discípulos, que identificamos gracias al halo que se dibuja sobre sus cabezas, durmiendo, ajenos a la angustia de su maestro. Según los evangelios de San Mateo (Marcos 14:32-42) después de cenar por última vez con sus discípulos, Jesús se retiró junto a tres de ellos, Pedro y los dos hijos del Zebedeo, Santiago y Juan, por lo que podemos reconocer las figuras representadas en la obra de Mantegna.
Uno de los discípulos yace con las piernas mirando hacia el espectador, una pose difícil de representar en la pintura, y que permite a Mantegna producir una sensación en el espectador que parece que nos introduce en el cuadro. Sus posturas relajadas contrastan con la tensión evidente en la figura de Cristo. Los pliegues de los ropajes, así como el uso de los colores son propios del Quattrocento.
Derecha: En el fondo, una procesión de soldados liderados por Judas Iscariote se aproxima por un sendero serpenteante, portando lanzas y antorchas, representando la inminente traición y arresto de Jesús.
Esta escena nos muestra lo que está por venir. Así, según los Evangelios de San Marcos, San Mateo, San Lucas y San Juan, sabemos que la Pasión comienza con la agonía en el huerto de los Olivos, seguida por la traición de Judas, que hizo posible el traslado de Jesús: primero ante la autoridad judía y, después, ante la romana. La sentencia condenatoria emanada por la autoridad del gobernador de Roma, Poncio Pilato llevará a Jesús, tras pasar por indecibles sufrimientos simbolizados en los objetos que portan los ángeles, al Calvario, lugar de la ejecución de Cristo.
Paisaje: El entorno está meticulosamente detallado, con árboles de olivo y una ciudad amurallada en el fondo que, si bien no es una representación fidedigna, podemos identificar como Jerusalén. La precisión arquitectónica refleja la influencia de la antigüedad clásica en Mantegna.
Al fondo, en la ciudad representada por el artista, podemos vislumbrar un pilar sobre el cual reposa una estatua de un caballero sobre un caballo cubierto de pan de oro que nos recuerda a las estatuas ecuestres romanas, pero también a los renacimientos de la forma, como el notable bronce de Donatello en Padua que representa al general Gattamelata, que Mantegna debió conocer.
Podemos decir que, en esta obra, el paisaje es un tema de representación pictórica en sí. Si en un principio el paisaje era sólo secundario para dar forma a un segundo plano, a finales del siglo XVI se convirtió en un género pictórico propio. En el siglo XVII se desarrollaron “paisajes idílicos” (como los paisajes glorificados de C. Lorena) y “paisajes heroicos” (como las vistas alegóricas de Nicolás Poussin). Sin embargo, experimentó su auge durante el barroco holandés.
COMPARACIÓN CON OBRAS SIMILARES
Es interesante comparar esta obra con la versión de Giovanni Bellini, titulada también "Cristo en el Monte de los Olivos" (c. 1459), y que también se encuentra en la National Gallery de Londres.
En 1453, el joven pintor de Padua, se casó con la familia artística más grande de la cercana Venecia: los Bellini. Así, el cuñado de Mantegna, Giovanni Bellini, también artista de reconocido talento, trabajó con el artista Mantegna en un estrecho diálogo creativo durante años, lo que indudablemente quedó reflejado en las representaciones de ambos.
En el caso de la representación de Cristo orando en el huerto de los olivos, ambos artistas abordan el mismo tema, si bien sus interpretaciones difieren notablemente.

Mantegna: Su obra presenta una composición más escultórica y detallada, con una atmósfera dramática y un uso intenso de la perspectiva.
Bellini: Opta por una representación más suave y lírica, con una paleta de colores más cálida y una atmósfera serena. Mientras que Mantegna ejemplificó al artista intelectual, Bellini fue el arquetipo del pintor de paisajes, el primero en utilizar el mundo natural para transmitir emociones.
Estas diferencias reflejan las distintas sensibilidades artísticas de ambos maestros y su enfoque particular hacia la narrativa visual.
CONCLUSIÓN
De esta forma, Mantegna nos muestra que la Pasión de Cristo no es la historia de un condenado a muerte, sino el camino de la manifestación mesiánica de Jesús; es epifanía de su gloria.
“SPOTTED”: LOS ARTISTAS DE ESTE MES:
1. Hasta 1.000€: Bea Aiguabella (@anton.aiguabella)
2. Entre 1.000€ y 3.000€: Paul Anton (@anton.aiguabella)
No, no me he saltado el primer artista. Hoy te muestro un “2x1”.
En el contexto del arte compartido a través de las redes sociales, surge el proyecto de contemporary art gallery Anton Aiaguabella, una galería de arte virtual de dos artistas: Paul Anton y Bea Aiguabella. Ambos son arquitectos y artistas de Pamplona y Zaragoza que unen su talento para imbuirnos en su vibrante universo artístico de experiencias sensoriales y fusión.
En ambos predomina una estética minimalista, calmada y contemporánea, combinando telas y pigmentos que crean obras basadas en el concepto de kokoro, palabra japonesa para designar el corazón o la esencia de las cosas. Sus obras, que van desde pinturas hasta esculturas, encarnan una estética etérea moldeada por la geometría constructivista y la sensibilidad arquitectónica.
Anton Aiguabella cautiva a sus espectadores a través de experiencias inmersivas que invitan a la introspección y la contemplación.
El trabajo de Bea se nutre de la idea de repetición de elementos simples y aparentemente iguales para considerar la relación del binomio individual-colectivo.
3. Más de 3.000€: José Carlos naranjo (@josecarlosnaranjo)
El artista gaditano José Carlos Naranjo (Villamartín, 1983) ha ganado la 60ª edición Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura por su obra Extrarradio, poniendo su nombre en el punto de mira de cualquier galería o coleccionista. La obra de José Carlos Naranjo Bernal responde a una nueva línea pictórica basada en la construcción de un nuevo lenguaje figurativo propio, producto de una generación joven. El entorno urbano inmediato es el tema elegido para ubicar a unos personajes anónimos sorprendidos en mitad de la noche en actitudes poco frecuentes y distendidas.
Ha realizado diversas exposiciones individuales entre las que caben destacar las realizadas en la Galería Birimbao de Sevilla, la sala Rivadavia de la Diputación de Cádiz y SCAN Projects Room de Londres en 2018. No hay duda de su valor actual y de su trayectoria futura. Su obra está en colecciones como Ars Citerior, Scan Projects Room en Londres, Unit 1 Gallery Foundation en Londres, CAC Málaga, UNIA Universidad Internacional de Andalucía y BMW Ibérica de Madrid
¡Hasta la próxima entrega!
¡Gracias por leer La Galería de Babukali!
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