Con la llegada de septiembre, el tiempo de verano se queda atrás y empieza el retorno a nuestras rutinas.
Esta vuelta a los uniformes de colegio, al trabajo y a los horarios más estrictos supone el momento perfecto para reflexionar sobre un movimiento artístico que capturó precisamente eso, la vida cotidiana en su forma más auténtica: el realismo del siglo XIX.
“Las espigadoras” (1857). Jean-François Millet. Museo d’Orsay, Paris.
El realismo del siglo XIX fue una revolución artística que desafió las convenciones establecidas, abriendo paso a una representación más veraz y cruda de la realidad.
Este movimiento surgió como una respuesta a las idealizaciones del romanticismo, enfocándose en representar escenas de la vida cotidiana con una precisión casi fotográfica, buscando capturar la realidad tal y como es, sin adornos ni exageraciones.
Características del Realismo
El realismo nació en Francia alrededor de 1850, y rápidamente se extendió por Europa, influyendo profundamente en la pintura, la literatura y otras formas de expresión artística. Los realistas se interesaban por temas sociales, mostrando la vida de las clases trabajadoras y campesinas, así como las dificultades y alegrías del día a día. Esto se vio reflejado en sus obras, que abandonaron los temas históricos, mitológicos o religiosos predominantes en movimientos anteriores, para centrarse en lo común y lo contemporáneo.
"El entierro en Ornans" (1849-1850). Gustave Courbet. Museo d’Orsay, Paris.
El realismo se distingue por una serie de características clave que lo diferencian de movimientos anteriores, como el romanticismo o el neoclasicismo. Entre sus rasgos más destacados se encuentran:
Temática Cotidiana: Los artistas realistas se enfocaron en escenas de la vida diaria, retratando a personas comunes en su entorno natural. La nobleza y la mitología dieron paso a campesinos, obreros, y escenas urbanas o rurales.
Rechazo al Idealismo: A diferencia del romanticismo, que idealizaba la naturaleza y las emociones, el realismo se centró en la verdad objetiva. No había lugar para la exageración o la dramatización; los artistas buscaban plasmar la realidad tal y como era.
Detallismo: Las obras realistas se caracterizan por un alto nivel de detalle, tanto en los personajes como en los escenarios. Los artistas empleaban técnicas meticulosas para capturar texturas, luces y sombras con precisión.
Compromiso Social: Muchos artistas realistas utilizaron su obra como una forma de denuncia social, mostrando las condiciones de vida de las clases trabajadoras y la desigualdad económica.
Uno de los máximos exponentes de este movimiento fue Gustave Courbet, quien con obras como "El entierro en Ornans" (1849-1850), retrató de manera impactante la vida en su pueblo natal, mostrando a personas comunes en un momento de dolor colectivo. Otro ejemplo notable es "Los picapedreros" (1849), una representación poderosa de trabajadores humildes, que muestra la dureza del trabajo físico, pero también la dignidad de quienes lo realizan.
"Los picapedreros" (1849). Gustave Courbet. Obra destruida.
La Técnica Realista
Los artistas realistas no solo innovaron en términos de temática, sino también en la técnica.
El realismo se caracteriza por:
Uso de la Luz y la Sombra: Los realistas empleaban la luz de manera precisa para realzar los detalles y dar una sensación de tridimensionalidad a sus composiciones. Este uso de la luz también contribuye a la atmósfera emocional de las obras.
Paleta de Colores Naturales: A diferencia del romanticismo, que a menudo utilizaba colores vibrantes y dramáticos, los realistas preferían una paleta más moderada y natural, en sintonía con los tonos que se encuentran en la vida real.
Composición Equilibrada: Las composiciones en el realismo están cuidadosamente equilibradas, evitando las exageraciones o los enfoques dramáticos de otros movimientos. Cada elemento en la obra tiene un propósito claro y contribuye al conjunto general.
“El taller del pintor” (1855). Gustave Courbet. Museo d’Orsay, Paris.
En esta obra, Courbet desafía las convenciones al representar su propio estudio, desplegando una visión audaz y provocadora de la vida artística y social de la época.
El Realismo en España
El realismo español es un capítulo fundamental en la historia del movimiento. En España, el realismo encontró una expresión única en la obra de artistas como Mariano Fortuny y José Jiménez Aranda.
Fortuny, aunque a menudo asociado con el orientalismo, también exploró escenas de la vida cotidiana en España, como se ve en su obra "La vicaría" (1870), que retrata una escena íntima y cotidiana de la vida burguesa. Por su parte, Jiménez Aranda destacó con cuadros como "La procesión del Corpus en Sevilla" (1880), donde retrata con precisión y detalle una escena religiosa típica del sur de España, capturando tanto la solemnidad del evento como la vitalidad del pueblo.
"La vicaría" (1870) Mariano Fortuny. Museu Nacional d’Art de Catalunya.
Artistas como Joaquín Sorolla (del que hablé en la anterior entrada), aunque conocido por su estilo luminista, comenzó su carrera bajo la influencia del realismo, donde se concentró en capturar la vida de los pescadores y campesinos. Sus primeros trabajos, como "Otra Margarita" (1892), muestran su habilidad para capturar la cruda realidad social y la profundidad emocional de sus personajes.
Otro exponente notable es Ignacio Zuloaga, cuyo estilo realista se combinaba con una cierta influencia expresionista. Su obra "El enano Gregorio el botero" (1907) es un excelente ejemplo de cómo el realismo español exploró no solo la vida cotidiana, sino también los personajes marginados de la sociedad.
“Penitentes en la Basílica Inferior de Asís” (1874) José Jiménez Aranda. Óleo sobre lienzo sobre tabla. Museo del Prado.
Esta obra de Jiménez Aranda muestra una escena religiosa con un realismo que refleja tanto la solemnidad del evento como la vida vibrante de la ciudad andaluza.
Conclusión
A través de estos ejemplos, podemos ver cómo el realismo del siglo XIX no solo fue un movimiento artístico, sino también un reflejo de las transformaciones sociales y económicas de la época. Los artistas realistas nos invitan a observar y comprender la vida tal y como es, sin idealizarla, recordándonos que en la cotidianidad también hay belleza y significado.
A medida que volvemos a nuestras rutinas en septiembre y con el fin de las vacaciones de verano, podemos encontrar inspiración en este movimiento para apreciar los detalles de la vida diaria buscando la belleza en los pequeños detalles que forman parte de nuestra realidad diaria.
“El almuerzo en la hierba” (1863) – Édouard Manet. Museo d’Orsay, Paris.
Las obras de Emma Clarós son únicas y exclusivas, gracias al papel que ella misma realiza a mano mediante un proceso artesanal. La artista emplea técnicas tradicionales como el modelado, el arrugado y el plegado para crear superficies texturizadas y tridimensionales que permiten jugar con las luces y sombras que se proyectan en ellas.
“Monopoly S” Papel de acuarela sobre lienzo. 45 x 55 x 12cm. Enmarcado: Metacrilato.
Emma destaca el contraste entre los materiales naturales, como el papel hecho de fibras de diferentes orígenes y los elementos modernos, como los marcos de metacrilato que aportan a sus piezas un estilo muy personal.
“Shutters” Papel de algodón y papel de acuarela sobre lienzo. 73 x 100 x 9cm. Enmarcado: Metacrilato.
Pepe Baena Nieto (Cádiz, 1979) artista gaditano que yaacumula premios y reconocimientos por distintos puntos de la geografía, destaca por ser un pintor de paisajes y bodegones, capaz de reflejar la misma luz, belleza y simplicidad de la tierra andaluza.
“Merienda“ 2021. Oleo sobre lino. 40 x 40 cm
“El primero que hice con tortas de Inés Rosales me lo compró la fábrica”, me cuenta.
Cada una de sus obras lleva consigo la mirada de quien vio algo especial en la cotidianidad que lo rodea. El artista gaditano es capaz de hacer lo que Gustave Courbet calificó como ‘arte vivo’: traducir las costumbres, las ideas y el aspecto de la época que le toca vivir. Vemos Cádiz en cada uno de sus paisajes, en sus bodegones, en los retratos a su familia y amigos.
“La siesta” 2022. Oleo sobre lienzo. 60 x 73 cm.
Así, este artista andaluz ha sido galardonado con el accésit Premio Nacional de Pintura Ciudad de Melilla (2017), el Premio Nacional de Pintura Don Benito (2018), el primer Premio Nacional de Pintura Ciudad de Melilla (2018) y ha sido preseleccionado al BP Portrait Awards (2019), entre muchos otros.
Rafael Canogar (Toledo, 1935) es uno de los principales representantes de la Abstracción española de la segunda mitad del siglo XX.
“Verbo” 2022. Acrílico sobre metacrilato. 150 x 100 cm
“Mi nueva abstracción es el diálogo del pintor con la materia”, dice el artista, “la pintura como espejo en el que mirarnos”. Aún en la no figuración, son claras, y no tan casuales, las referencias a la realidad más cercana e íntima del hombre, la que nos pone los pies sobre el suelo y da marco a nuestra existencia: los cuatro elementos. Las alusiones a la tierra arada de su campo natal manchego, las nubes que amenazan lluvia, el viento que hace olvidar los malos sueños, el fuego que arrasa y renueva, son presencia constante, incluso en su título, en muchas obras de esta muestra.
Rafael Canogar en su estudio. Fotografía: Juan Barte.
Ha participado en la fundación del grupo El Paso y ha participado en incontables exposiciones colectivas e individuales en prestigiosos museos de todo el mundo, entre otros: MoMA de Nueva York, Pasadena Art Museum en California, Museo Rufino Tamayo en Ciudad de México, Museo de Arte e Historia de Ginebra, Museum of Ateneum de Helsinki. El Museo Reina Sofía expuso sus obras en el año 2001 como merecido reconocimiento a la importancia que su trayectoria artísticas ha tenido para la historia del arte contemporáneo español.
“Fosa” 2022. Acrílico sobre metacrilato. 50 x 50cm.
A día de hoy, si tuviera que elegir una obra en la que invertir, sería sin duda en una de Rafael Canogar.
En la actualidad, el Realismo continúa evolucionando en diversas formas. Muchos artistas contemporáneos fusionan elementos realistas con otras corrientes, como el hiperrealismo y el fotorrealismo. Además, persiste un interés en abordar temáticas sociales y políticas de manera auténtica.